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Canal Grande, Trieste.                                                                                                  Hay una iglesia católica en el fondo y una ortodoxa serbia a la derecha.

En Trieste hay un chiste sobre un turista muy religioso que visitaba la ciudad por primera vez. El domingo por la mañana, intentó buscar una iglesia y pidió información a un vecino de la zona. Este le contestó: «No hay problema. Hay una iglesia ortodoxa griega cerca de aquí y un poco más allá una iglesia ortodoxa serbia. Cerca de Correos hay una iglesia evangélica y una sinagoga y en San Giovanni se oficia una misa en esloveno».

Este chiste es un claro reflejo del multilingüismo y la multiculturalidad de Trieste, cruce de razas y religiones.

Entre los italianos, serbios, croatas y rumanos hay también eslovenos, que constituyen la comunidad eslovena más grande de Friul-Venecia Julia y de Italia.

Narodni Dom quemado por los fascistas.                                                           Trieste, 1920.

Según un informe de 1994 del Ministerio del Interior de Italia, la minoría eslovena en Italia está formada por 80 000 personas, que viven en Friul-Venecia Julia, entre Gorizia, Udine y Trieste. A pesar de los acontecimientos históricos, los eslovenos siguen siendo una población que conserva su idioma y cultura con mucho ahínco.

De hecho, con la llegada del fascismo, muchos apellidos, nombres de personas y de lugares sufrieron una italianización forzosa. Los italianos se creían superiores a las demás poblaciones por su antigua cultura y así justificaban su política de asimilación de otros pueblos. Muchos centros culturales eslovenos fueron quemados y la actividad de las asociaciones y sociedades eslovenas fue prohibida.

Los eslovenos intentaron crear una organización de resistencia clandestina que, sin embargo, fue duramente aplacada.

Slovensko stalno gledališče. El teatro esloveno en Trieste.

Hoy en día, afortunadamente, la minoría eslovena en Italia está protegida por la ley a nivel lingüístico, social y cultural. La comunidad eslovena tiene unas 200 asociaciones culturales y económicas, como el Teatro, la Biblioteca Central y el Instituto de Investigación Esloveno. Hay también varias escuelas que trabajan por mantener vivos el idioma, la historia y la cultura eslovena.

Sin embargo, la comunidad eslovena anima al Gobierno italiano a resolver algunos problemas como la falta de medios para fomentar el uso del idioma en Trieste y Gorizia, donde la comunidad tiene más fuerza, el escaso uso del esloveno en los lugares públicos y en la administración y la insuficiente difusión de programas eslovenos en televisión.

La población eslovena lleva muchos años viviendo en el que hoy es territorio italiano, así que no podemos evitar admirar la fuerza y constancia con que el pueblo esloveno lucha para que su voz y sus raíces no sean olvidadas.

 

Giorgia Trentini


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