Tras la introducción de medidas de estabilización económica y ajuste estructural en Latinoamérica, se han dado fuertes aumentos de la productividad laboral (8,0% anual para el conjunto de la región entre 1990 y 1993), aunque este se ha logrado a base de drásticas reducciones de empleo más que de inversiones modernizadoras. En cualquier caso, la productividad laboral media de la región está todavía considerablemente por debajo de los estándares internacionales y los datos disponibles sugieren que la distancia entre unos y otros no se están reduciendo significativamente a través del tiempo.
Por otra parte, el proceso privatizador en que están inmersos buena parte de los países del área no está suponiendo la introducción de un mayor nivel de competencia en la economía debido a que las empresas privatizadas siguen teniendo el monopolio de la actividad.
Por último, en lo que respecta al bienestar y equidad social, hemos visto como en China ha habido un aumento importante del bienestar social, las desigualdades, aunque están creciendo, no son excesivas, se ha reducido significativamente la pobreza desde 1979 y el desempleo es reducido. En cambio, las sociedades latinoamericanas se han caracterizado por una distribución altamente desigual del ingreso y de los activos, por una escasa cohesión social y por un elevado desempleo.
Las políticas de los gobiernos latinoamericanos han tendido a incrementar la desigualdad. Ello se ha agravado con las políticas de estabilización y de ajuste estructural, que tienen un gran coste social, ya que las primeras tienden a contraer la demanda y las segundas han conducido a un elevado desempleo, en un contexto de progresiva eliminación de buena parte de los instrumentos de cobertura de desempleo.
Así, pues, a modo de conclusión, los datos anteriores muestran como los resultados económicos en China han sido significativamente mejores a los de los países latinoamericanos. Ello se explica, principalmente, por las diferencias entre ambas regiones en cuatro aspectos: el papel del estado, que en Latinoamérica ha seguido el modelo ISI, la menor inversión y ahorro internos en esta región, el papel diferente de la inversión extranjera y su mayor inestabilidad macroeconómica. En el esquema I.1.10. se aprecia cómo éstos han sido factores clave para explicar los resultados económicos chinos. Por lo tanto, es lógico que si en América Latina existen diferencias respecto a estos factores, también hayan diferencias en cuanto a sus resultados económicos.
- Modelo de transición económica de Europa Oriental y Central (1980-97)
Existe un consenso entre los especialistas en que la transformación de una economía de planificación central en economía de mercado es una tarea sin precedentes. Branko Horvat opina que la primera experiencia de transición acontenció en Yugoslavia, pero, como indica Bauer, en este caso no se dio un proceso de construcción del capitalismo.
Ante esta falta de precedentes que sirvieran de guía para el proceso de transición de las economía planificadas, China y Rusia han tomado caminos muy diferentes hacia la transición desde una economía planificada a una economía de mercado. Las dos diferencias más importantes entre el modelo seguido por Rusia y la mayor parte de los países del Este y el modelo seguido por China son, por un lado, la estrategia del “big bang” en los primeros frente al gradualismo en China, y, por otro, la estrategia orientada al desarrollo de la industria pesada en los primeros, frente a la estrategia china basada en la explotación de las ventajas comparativas y en la prioridad a inversiones que produzcan un alto crecimiento.