La pequeña isla antillana de Puerto Rico tiene una historia secular de administración española que dio lugar a una cultura hispanoamericana y desde el año 1898, año en el que se convirtió en territorio de Estados Unidos, sufrió muchísimas influencias inglesas en lo que se refiere a cultura e idioma.
Sin duda, desde un punto de vista léxico tenemos muchísimas influencias, por los préstamos y calcos, pero vamos a ver unas curiosidades aún más particulares.
¿Qué tú quiere(s)? ¿Qué tú dice(s)?
Esta forma sintáctica usada en la isla tiene una evidente influencia del inglés. Lo vemos a través de tres aspectos:
- el uso del pronombre, obligatorio en inglés, que sale muy a menudo en esta variedad del español, aunque sabemos que no sería necesario;
- el verbo pospuesto respecto al pronombre, como dicta la regla de construcción de oraciones en inglés;
- la –s quitada de la conjugación. De hecho, en inglés los verbos no se conjugan (excepto la tercera persona del singular en presente, a la que se añade una -s) porque ya la presencia del pronombre indica el sujeto.
El uso de la preposición “para”
Fijémonos en estas dos oraciones: “He comprado el libro para leerlo” y “He comprado el libro para que lo leas”. Sabemos que en las oraciones finales en español ponemos infinitivo si hay concordancia de sujeto entre la oración principal y la subordinada, o subjuntivo si son sujetos diferentes.
Sin embargo, se han detectado casos en los que, teniendo las oraciones sujetos diferentes, algunos hablantes puertorriqueños construyen la subordinada con infinitivo, por ejemplo: “Se ha convocado la conferencia de prensa para la compañía desmentir los rumores”, en lugar de “para que la compañía desmienta los rumores”. A lo mejor la ausencia de conjugación y de subjuntivo en inglés ha provocado este tipo de influjo.
Pronunciación de “r”
Es habitual oír velde en vez de verde, izquielda en lugar de izquierda o comel en vez de comer. Esta particular y simpática pronunciación probablemente se debe a que la población indígena que vivía en la isla no podía pronunciar la letra “r”, y este fenómeno se ha transmitido durante generaciones.
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Federico Favaro