Muchas novelas, películas, programas de televisión, o incluso videojuegos, se han visto en la necesidad de crear una lengua nueva para sus personajes, sobre todo en ciencia ficción o universos de fantasía. Algunos de estos idiomas se han vuelto muy populares entre los fanes, como el élfico en El Señor de los Anillos de Tolkien, o El Klingon del universo de StarTrek.
De hecho, se trata de una de las formas que tienen los creadores de expandir sus universos y hacerlos más realistas, aunque también intervienen razones más pragmáticas: a veces los creadores quieren evitar cualquier parecido con un lenguaje ya existente para no ofender a nadie, o simplemente evitar la traducción de su trabajo a todos los idiomas (como es el caso del juego Los Sims, caso en el que la traducción de la lengua hablada por sus personajes para cada país habría resultado demasiado cara).
La creación de una lengua de la nada: un desafío
Juego de Tronos, con idiomas como el Dothraki, el Mag Nuk, o el alto y el bajo Valyrio, no es una excepción. Como HBO no quería ofender a los fanes de los libros, la productora decidió reflejar todos los idiomas en la serie. Pero, ¿cómo crear este tipo de lenguas a partir de cero cuando en los libros sólo había 56 palabras en dothraki (24 de las cuales, nombres de personas o lugares) y sin guía de pronunciación?
Este fue el desafío al que se enfrentó David J. Peterson (cofundador de la Sociedad de Creación de idiomas y Maestro en Lingüística por la Universidad de California en San Diego), quien en un primer momento fue elegido para crear solamente el dothraki.
El primer paso: un inventario fonético
Peterson explica que los productores no le dieron demasiadas pistas: sólo querían que incorporara todas las palabras de los libros y que el idioma resultante sonara duro.
Quería otorgarle a esta lengua una sonoridad única, con lo que Peterson comenzó la creación de un inventario fonético. Así, para que sonara duro, reestructuró el sistema de acentuación asegurándose de que la cadencia de las palabras fuera totalmente diferente a la del inglés. Por ejemplo, explica que puede dársele un sonido distinto al Dothraki «haciendo hincapié en la última sílaba en todas las palabras que terminan con una consonante» o usando palabras que terminan en kh.
Una lengua: un «ente vivo»
La creación de una lengua no consiste únicamente en estudiar los preceptos históricos, sino que es un «ente vivo». Al crear un lenguaje deben tenerse en cuenta muchos otros parámetros, como por ejemplo, la raza de quienes usan ese idioma: cómo son, qué aspecto tienen y qué podrían decir atendiendo a su fisiología.
Pero, ¿disponía el lingüista de la información sobre tales cualidades físicas o psicológicas parala creación de los idiomas de Juego de Tronos? Peterson explica que tal fue el caso del Mag Nuk, la lengua de los gigantes. Según él, George R.R. Martin, autor de los libros, le contó que «los gigantes no tienen la capacidad mental de los seres humanos. Así pues, básicamente, lo que hicieron fue tomar la Lengua Antigua y acortar todas las palabras a una única sílaba».