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Hay muchas leyendas y tópicos sobre los gitanos, una población de origen antiguo que sin embargo siempre encontró muchas dificultades en integrarse en los países donde ha vivido. Para conocer al pueblo gitano hay que centrarse en el concepto de nomadismo y, sobre todo, en el profundo sentido de identidad de este pueblo. Los romaníes, sin duda alguna, son una de las colectividades más orgullosas de sus raíces. Muchos piensan que los romaníes vienen de Rumanía, pero en realidad vienen de más lejos aún: una región entre India y Pakistán, y siguen compartiendo similitudes lingüísticas y características somáticas con el sub-continente indio. Por ejemplo, la palabra “rom” viene del sánscrito (antiguo idioma indio) y significa “hombre libre”. El idioma gitano, el romaní, es una de las lenguas más antiguas del mundo, de raíces sánscritas, que hablan en el mundo más de quince millones de personas. A menudo los gitanos hablan también los idiomas de los países que los acogen. Los gitanos españoles, por ejemplo, junto con los portugueses, no tienen un gran conocimiento de su lengua materna, que desapareció en la medida que se hicieron más sedentarios.

 

 

Desde la región indo-pakistaní, en el siglo XI, los gitanos se movieron siguiendo los ríos Indo, Tigres, Éufrates, Danubio, Elba, Reno y Ródano. Las razones de estos desplazamientos son desconocidas. Primero llegaron a Irán y Persia, luego alcanzaron Armenia y el Cáucaso meridional, donde vivían los bizantinos. Después se fueron a Turquía para llegar a las Balcanes, donde se establecieron casi definitivamente, por eso se suele pensar que los gitanos vienen de esta zona de Europa.

 

 

El pueblo gitano se ha dotado de una serie de normas propias que regulan su convivencia y que son la base de su identidad colectiva y la garantía de permanencia como pueblo. Su cultura es ágrafa, hablada, transmitida de generación en generación. Entonces, los testimonios sobre este pueblo se transmiten solo por vía oral y es muy fácil que la realidad de los hechos se vuelva leyenda y ficción. En ese sentido, para los gitanos lo que conforma la cultura es la lengua, las leyes gitanas y el compendio de tradiciones, costumbres y ritos y expresiones artísticas que el conjunto de gitanos reconoce y acepta como propias, en la medida que son expresiones de su vida cotidiana.

 

 

El pueblo gitano es joven: cerca de la mitad de la población supera los 18 años y apenas el 3 por ciento supera los 60. La tasa de natalidad es alta (5-6 hijos por familia), así como la tasa de mortalidad. Los gitanos se casan muy jóvenes y las bodas son reguladas por costumbres y tradiciones que cambian en base al origen étnico. Las poblaciones romaníes suelen adoptar la religión del lugar donde viven. Siguen practicando el “shaktismo”, una práctica originaria de India en la cual se debe devoción a la mujer del dios. Por esto los gitanos de religión católica rezan por la Virgen María o su madre.

 

 

La música romaní es muy importante culturalmente sobre todo en Europa Central y oriental (Croacia, Bosnia y Herzegovina, Serbia, Montenegro, Bulgaria, República de Macedonia, Albania, Hungría, Eslovaquia, Eslovenia y Rumanía). El estilo de los músicos gitanos y sus prácticas performativas influenciaron a compositores europeos de música clásica como Franz Liszt y Johannes Brahms. El sonido distintivo de la música romaní influenció también géneros musicales como bolero, jazz y flamenco en España. Muchos instrumentos como los violines y las guitarras probablemente fueron ideados por los gitanos. También muchas danzas, como el flamenco en España y las danzas orientales, son parte de la cultura gitana.

 

 

Marina Furlan


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