Las investigaciones muestran que existe una relación entre la habilidad de la lengua extranjera y la creatividad.
Es sabido que los bilingües poseen una extensa variedad de ventajas. Además, se sabe que aprender un idioma nuevo puede ayudarnos a mejorar en múltiples tareas: evitar los efectos perjudiciales de la enfermedad de Alzheimer, tomar mejores opciones financieras e incluso puede ayudarnos a mejorar nuestras habilidades en inglés.
Pero la pregunta es: ¿Qué pasa con la creatividad? Hoy en día, la creatividad es una cuestión relativamente reciente tanto del interés científico como también subjetivo.
Lo más interesante es que un estudio reciente ha mostrado que los que hablan lenguas como alemán y finlandés están más dispuestos a ahorrar dinero, por ejemplo, para la jubilación y menos dispuestos a fumar que los hablantes de lenguas como el inglés o el francés. Esto se debe a que estas lenguas no distinguen el futuro del presente y, por eso, están más dispuestos a mejorar su futuro y tomar medidas en el presente.
Cada lengua nueva que aprendemos se nos presenta con nuevos obstáculos, cada vez que intentamos expresar un significado y, de este modo, según nuestra mente genera posibilidades para superar estos obstáculos, nos ayuda a desarrollar el pensamiento divergente.
La lengua es principalmente un medio de comunicación y cada lengua posee su propia gramática y normas. Por lo tanto, aprender nuevos idiomas también es el conductor principal de la creatividad, puesto que nos obliga a pensar de manera divergente. Por otra parte, lo interesante de aprender nuevos idiomas es que mientras que los ejercicios de gramática a menudo centran nuestra atención en solo uno o dos conceptos al mismo tiempo, hablar con otra gente requiere centrar nuestra atención en más conceptos a la vez y que nuestra mente esté al 100 % según vamos asimilando información nueva y circulamos entre conceptos familiares y no familiares. Así pues, es más práctico y más divertido.
Fuente de la imagen: www.lindamandarin.com.sg