Mucha gente no está familiarizada con la comunidad sorda, aunque puede que lo esté con las personas con deficiencia auditiva. Algunos ni siquiera saben lo que es la lengua de signos.
La lengua de signos (también llamada lengua de señas), es una lengua que usa principalmente la comunicación manual para transmitir el significado, frente a las secuencias sonoras que se transmiten de manera acústica. Esto puede incluir, simultáneamente, el uso de signos, el movimiento y la orientación de las manos, brazos o cuerpo, y expresiones faciales para expresar con fluidez los pensamientos del hablante. Las lenguas de signos tienen muchas similitudes con las lenguas habladas (llamadas a veces “lenguas orales”, basadas fundamentalmente en el sonido), razón por la que los lingüistas las consideran lenguajes naturales, aunque también hay algunas diferencias significativas entre ellas. No deben confundirse con el lenguaje corporal, que es un tipo de comunicación no verbal.
La lengua de signos no es una lengua internacional. Cada país tiene su propia lengua de signos e incluso en ciudades del mismo país hay diferentes signos para expresar la misma palabra. Esto puede dificultar la comunicación entre las comunidades sordas, pero se basa en la explicación de que, al igual que las lenguas habladas, estas se desarrollaron de forma natural entre grupos de personas que interactuaban entre sí. Pero esto no significa que la lengua de signos simbolice la lengua hablada, ya que el lenguaje desarrollado entre las personas sordas es independiente a la lengua hablada. La lengua de signos combina signos, gestos y expresiones faciales para crear palabras y frases usando diferentes mecanismos gramaticales y sintácticos. Cuando no hay un signo que represente una palabra específica entonces deletrean la palabra o usan expresiones faciales para aclararla. En algunos casos un mismo signo puede representar dos palabras completamente diferentes y gracias a la expresión facial se puede entender qué palabra es, y así poder comprender el significado de la frase. Hay normas para formar frases correctas en la lengua de signos. Por ejemplo, el espacio frontal del hablante se usa para indicar quién hizo algo a quién señalando. Sin embargo, algunos verbos señalan tanto al sujeto como al objeto, algunos solo al objeto, y otros no señalan nada. Otra norma es que para formular una pregunta correctamente hay que tener una posición adecuada en las cejas. Aunque la lengua de signos pueda parecer difícil de aprender, hay estudios que han demostrado que las personas adquieren la lengua de signos del mismo modo que las lenguas habladas. Aunque parezca extraño, los niños adquieren la lengua de signos del mismo modo que las lenguas habladas. Cuando empiezan a pronunciar palabras, van sustituyendo los signos más fáciles con otros más difíciles, lo que equivale a las graciosas “pronunciaciones de bebé”. Empiezan a formar frases juntando signos y ya al final van dominando las reglas gramaticales.
Por último, aunque no por ello menos importante, es necesario mencionar, aunque sea bastante obvio, que la lengua de signos es un lenguaje visual. La lengua de signos se parece a las lenguas habladas en muchos sentidos, pero a la vez es diferente. Los signos pueden ser muy directos y formales, pero también saben sacar provecho de su naturaleza visual para efectos expresivos o artísticos. Todo lo que se consideraría dentro de las representaciones artísticas habladas —las palabras, el orden de las oraciones, las pausas, la toma de aire, la entonación y la melodía, el acento y la enfatización de los sonidos, la emoción facial y vocal, la postura corporal y los gestos de cabeza y manos—, se combinan en la lengua de signos. Resulta asombroso no porque nos muestra lo que puede hacer la lengua de signos, sino porque nos muestra lo que hace el lenguaje.
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