Este nuevo modelo de desarrollo se diferencia del modelo que está siguiendo China en dos aspectos clave: por un lado, en el importante papel que juega el mercado en el nuevo modelo frente al intervencionismo estatal en China y, por otro lado, en las medidas más drásticas de estabilización macroeconómica utilizadas en América Latina.
Por lo que se refiere al papel del mercado, a diferencia de China, donde, como hemos visto, el Estado juega un papel muy importante en el proceso de desarrollo y ni siquiera se ha terminado la transición de una economía planificada a una economía de mercado, las reformas en Latinoamérica siguen los principios doctrinarios de la liberalización económica y la desregulación y privatización de la actividad productiva, con la expectativa de que “la mano invisible” del mercado logre un ritmo más rápido de modernización y cambio tecnológico que el alcanzado durante la sustitución de importaciones bajo la dirección del Estado. Ello ha llevado a que la industria manufacturera haya dejado de ser el motor del crecimiento económico, en beneficio de los recursos naturales, las industrias procesadoras de materias primas y los servicios. Asimismo, ha aumentado el grado de concentración económica.
Esta política ha supuesto, también, una apertura a los mercados internacionales, quedando los países latinoamericanos mucho más expuestos a la competencia internacional de lo que lo estaban antes, tanto por el lado de las exportaciones como de las importaciones. Ello contrasta en parte con la política que está siguiendo China, la cual, aunque fomenta las exportaciones, tiene todavía importantes barreras a la importación.
La mayor apertura de las economías latinoamericanas ha supuesto un aumento de las exportaciones, como puede apreciarse en la tabla I.1.7., como también ha sucedido en China con su política de fomento de las exportaciones. No obstante, así como las exportaciones chinas se basan en manufacturas intensivas en mano de obra, con una tendencia a la diversificación hacia niveles superiores, la expansión de las exportaciones de muchas economías latinoamericanas se está basando en productos energéticos, materias primas y los bienes agrícolas, con un valor añadido relativamente bajo y con un potencial de crecimiento limitado.
Cuadro I.1.27. Evolución de las exportaciones de diversos países latinoamericanos entre 1986 y 1993
(fob, miles de millones dólares)
| 1989 | 1990 | 1991 | 1992 | 1993 |
Brasil | 34,4 | 31,4 | 31,6 | 36,1 | 39,1 |
Mexico | 22,8 | 26,8 | 42,7 | 46,2 | 51,8 |
Argentina | 9,5 | 12,3 | 11,9 | 12,2 | |
Chile | 8,0 | 8,3 | 8,9 | 9,9 | 9,3 |
Venezuela | 12,9 | 17,4 | 14,9 | 13,9 | 14,2 |
Colombia | 6,0 | 7,0 | 7,5 | 7,2 | 7,5 |
Fuente: EIU
Por otra parte, así como en China, al igual que otros países asiáticos, no ha aplicado shocks económicos para estabilizar sus economías, salvo excepciones (por ejemplo, las medidas antiinflacionarias en 1989 y 1990 en China), las reformas estructurales en América Latina estuvieron acompañadas de drásticas medidas de estabilización macroeconómica, consistentes principalmente en un control de la inflación reduciendo contundentemente la demanda agregada, en una reducción de los déficits públicos mediante una fuerte reducción del gasto público y un incremento de los ingresos, y una reducción del déficit externo, orientando la economía hacia la exportación mediante, entre otros instrumentos, el uso de tipos de cambios competitivos.