Tokyo es una de las metrópolis más grandes del mundo, siempre al día, caótica, pero perfectamente organizada. Todo parece ideado en los mínimos detalles (¡de hecho estamos en Japón!), desde los barrios llenos de rascacielos hasta las esquinas más tranquilas, donde reina un silencio inesperado.
Tokyo es una ciudad que no duerme nunca, donde los colores llamativos de los carteles de neón se mezclan con los símbolos de la tradición japonesa, como los templos, los palacios imperiales, los ryokan – hoteles típicos con suelos tatami y futones – y los Onsen, los típicos baños en los que poder relajarse en las aguas termales. Así que, mientras la palabra “Tokyo” puede evocar imágenes de rascacielos brillantes, luces de ciudad y estaciones de trenes abarrotadas, preparaos para conocer la parte tropical y salvaje de Tokyo: las islas de Izu y de Ogasawara.
ISLAS DE IZU
El archipiélago de Izu está compuesto por más de cien islas desde el norte hasta el sur, de las que Oshima es la más septenrional. Siendo fáciles de alcanzar, se llega a la Isla Oshima en una hora y 45 minutos en hidroplano desde el muelle de pasajeros de Takeshiba, en el puerto de Tokyo, y a la Isla Hachijojima en 50 minutos con un vuelo directo desde el aeropuerto de Haneda. Es más, para los que quieran pasar el fin de semana en una isla, están los ferries nocturnos que llegan al destino a la mañana siguiente cada fin de semana.
En un ecosistema intacto y con características únicas es posible sumergirse en la naturaleza practicando el buceo, haciendo surf, nadando, haciendo trekking, ecorutas guiadas, observaciones de aves, pesca y observando el magnífico cielo lleno de estrellas. Y después de un día intenso, un poco de relax en las pilas termales al aire libre desde las que admirar el espléndido panorama entre los montes y el mar.
ISLAS DE OGASAWARA
El archipiélago de Ogasawara está a unos 1.000 km al sur de Tokyo e incluye más de treinta islas, entre las grandes y las pequeñas. En estas islas rodeadas por aguas cristalinas se goza de un clima moderado durante todo el año y, gracias a la variedad de la flora y de la fauna propias de la zona, en 2011 las islas Ogasawara se reconocieron como patrimonio natural de la humanidad. Las islas se pueden alcanzar solo en barco y se llega a la isla Chichijima, punto de acceso para las Ogasawara, con el ferry Ogasawaramaru que parte desde el muelle de pasajeros de Takeshiba, en el puerto de Tokyo.
Una vez allí, se pueden hacer muchas actividades en contacto con la naturaleza: nadar con los delfines en libertad, hacer excursiones en barco para ver las ballenas, practicar buceo, bañarse en el mar, pescar, practicar kayak, dar paseos y hacer trekking, para descubrir cada aspecto de este maravilloso paraíso tropical. Son solo 2 las islas con una población permanente: Chichijima y Hahajima. Aunque las islas forman parte del territorio japonés, los primeros colonos fueron en realidad un grupo de europeos y de nativos hawaianos que empezaron a vivir en Chichijima, entonces conocida como Peel Island, en 1830.
Por ser de origen volcánico, la cadena de islas ha añadido un par de islas nuevas recientemente. Además de las playas bonitas, la flora y la fauna de las así llamadas “Galapagos de Oriente”, las islas se conocen por ser uno de los mejores sitios del mundo para ver un fenómeno natural conocido como “rayo verde”. Eso pasa poco antes de que el sol se esconda detrás del horizonte en el atardecer, cuando emite un brillante destello de luz verde.
Aunque estos rayos verdes se pueden ver casi en todo el mundo, siempre que haya una vista clara del horizonte, Chichijima es famosa por tener las condiciones atmosféricas adecuadas para que este espectáculo se pueda ver casi todas las noches.